La funcionaria, una de las más cercanas al presidente Petro, argumentó “coherencia personal y respeto institucional” en su carta de renuncia |
“En los últimos días se han tomado decisiones que no comparto”, escribió Sarabia, enfatizando que no se trata de simples desacuerdos, sino de un camino que ya no puede seguir recorriendo: “Con todo el afecto y respeto que le tengo, ya no me es posible ejecutar”.
Sarabia ha sido una de las figuras más influyentes en el círculo cercano del presidente Petro. Desde el inicio del mandato ha ocupado varios cargos de alto perfil, como jefa de gabinete, directora del DAPRE y del DPS, hasta ser nombrada canciller en febrero de 2024.
En su carta, destacó que siempre actuó como “una servidora pública convencida de que transformar a Colombia exige decisiones valientes, diálogos honestos y una brújula ética clara”. También remarcó el lazo político y personal que la unía con el mandatario: “La parte más importante de mi vida pública ha transcurrido a su lado. Juntos hemos alcanzado grandes victorias, atravesado momentos difíciles, discutido con intensidad y compartido reflexiones con honestidad”.
Sarabia manifestó que su renuncia obedece a una “reflexión profunda, motivada por la responsabilidad que siento con mi conciencia, con el país y con la forma en que entiendo el ejercicio del poder público”.
En su despedida, hizo un balance personal de su gestión: “Ha sido un camino exigente, con enormes costos personales y familiares, pero también profundamente enriquecedor”. Finalizó deseando éxito al presidente Petro en el cierre de su gobierno y reiteró su compromiso con la visión de país: “Colombia sí puede ser una potencia de la vida. Ese sueño exige unidad, humildad y decisiones valientes”.
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