Pérez, conocido por éxitos como Volveré, empezó a cantar entre los restos de concreto con la esperanza de que los rescatistas lo escucharan. Y funcionó. Su voz, lastimada pero firme, guió a los miembros del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) hasta donde estaba atrapado.
“Mi papá está herido, pero está con vida. Lo encontraron cantando. Él se puso a cantar para que lo escucharan”, relató su hija, Zulinka Pérez, también corista de la agrupación, quien logró salir antes del colapso. “El bajista está grave en el hospital y un saxofonista falleció”, agregó, con la voz quebrada por el dolor.
La escena era dantesca: un lugar abarrotado con más de mil personas, gritos, polvo y oscuridad. Cuando el techo se desplomó, muchos corrieron, otros quedaron atrapados. Más de 370 socorristas, apoyados por decenas de ambulancias, llegaron al lugar en cuestión de minutos. Aun así, las cifras son devastadoras: 27 muertos y 150 heridos, según el último reporte de las autoridades.
“El enfoque ha sido rescatar a quienes siguen con vida. Muchos aún piden ayuda bajo los escombros”, declaró el general Juan Manuel Méndez, director del COE.
La discoteca Jet Set, uno de los recintos más tradicionales de la capital dominicana, tenía capacidad para 700 personas sentadas y unas 1.000 de pie. Testigos aseguran que el lugar estaba lleno al momento del desplome. La Fiscalía abrió una investigación para determinar si hubo negligencia estructural o exceso de aforo.
Mientras tanto, la música que en la noche llenaba de alegría el lugar, ahora resuena como un eco de dolor entre quienes sobrevivieron a una de las tragedias más impactantes del entretenimiento caribeño en los últimos años.
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