Lorenza, la mujer que asistió al sumo pontífice tras una caída en su visita a Colombia, revive con devoción el momento que cambió su vida. |
Se trata de Lorenza Pérez, una cartagenera que en 2017 protagonizó uno de los instantes más conmovedores de la visita papal a Colombia. En medio del fervor que generó la llegada del pontífice a la ciudad amurallada, un inesperado accidente marcó la jornada: al pasar por un empedrado del Centro Histórico, el papa perdió el equilibrio dentro del papamóvil y se golpeó el rostro.
Fue entonces cuando Lorenza, quien se encontraba entre los organizadores del recorrido, reaccionó con determinación y respeto. “Él estaba sangrando y se encontraba muy sudado. Yo mandé a buscar una toalla para secarlo, pero en el botiquín del papa no había agua oxigenada, así que mandé a alguien a la droguería”, recordó la mujer, conmovida.
Lorenza conservó la toalla que usó ese día y pequeños restos de la sangre del papa, a los que desde entonces llama “reliquias vivas”. Para ella, aquel episodio no solo fue una anécdota, sino el inicio de una conexión espiritual profunda con Francisco.
“El día que me enteré de su muerte, sentí como si se hubiera ido un familiar. Él me miró a los ojos mientras lo curaba. Esa imagen no se me borra”, afirmó.
Según anunció oficialmente el Vaticano, el cuerpo del papa será trasladado a la Basílica de San Pedro, donde sus fieles podrán rendirle homenaje desde la mañana del miércoles 23 de abril. Durante tres días, el féretro del pontífice reposará abierto para que creyentes de todo el mundo se despidan de quien fue una voz de esperanza, justicia y cercanía.
Mientras tanto, Lorenza aguarda frente a su altar casero, donde ha colocado una vela blanca, una estampa del papa y la toalla con la que limpió su herida. Para ella, esa escena fue un milagro… y ese paño, su prueba.
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