El video del pastor disfrutando al ritmo de champeta en plena ceremonia ha dividido a la comunidad cristiana entre defensores de su estilo y críticos de la irreverencia |
Las reacciones no se hicieron esperar. Por un lado, algunos fieles y usuarios de redes han aplaudido el acto, señalando que la danza no es contraria a los principios cristianos y que, por el contrario, puede ser una herramienta innovadora para atraer a las nuevas generaciones, demostrando que la fe puede expresarse de manera alegre y adaptada a la cultura local.
Sin embargo, un amplio sector de la comunidad evangélica ha criticado duramente al pastor, considerando su baile como una falta de respeto hacia la solemnidad de los actos religiosos. Para estos sectores, el uso de bailes asociados a la vida secular en un espacio considerado sagrado representa una ruptura con la tradición y los valores que caracterizan el culto evangélico.
Este debate ha generado pronunciamientos de diversas iglesias, que han calificado el acto como un reflejo de una "decadencia" en la interpretación de los principios cristianos y un llamado a conservar la reverencia y el respeto durante las ceremonias religiosas.
Entre tanto, el pastor barranquillero sigue siendo el centro de la discusión en redes sociales, donde unos lo ven como un símbolo de apertura y conexión con la juventud, mientras otros insisten en que las formas tradicionales de adoración son las que deben mantenerse en estos espacios sagrados.
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