En Jamundí: niño de 13 años llevó un arma a su colegio y, al manipularla, terminó con la vida de otro menor

El hecho, ocurrió en el corregimiento de Potrerito, ha conmocionado a la comunidad y encendió las alarmas sobre el acceso de menores a armas de fuego. 

Un profundo dolor y desconcierto embargan a la comunidad del corregimiento de Potrerito, en Jamundí, tras el fatal hecho que se registró en la Institución Educativa Alfonso López Pumarejo. Un menor de 13 años ingresó al colegio con un arma de fuego que, al ser manipulada en medio de una distracción, causó la muerte de un niño de 11 años.

El suceso ocurrió en horas de la mañana, cuando ambos menores se encontraban en las instalaciones del colegio. De acuerdo con los primeros reportes, los dos estudiantes estaban manipulando el arma cuando esta se disparó accidentalmente, alcanzando al menor de 11 años. Aunque el niño fue trasladado de inmediato a un centro médico cercano, falleció a causa de la gravedad de la herida.

La Alcaldía de Jamundí emitió un comunicado lamentando profundamente la pérdida y reafirmando su compromiso de investigar las circunstancias de este trágico hecho. “Nos solidarizamos con la familia afectada y aseguramos a la comunidad que tomaremos todas las medidas necesarias para esclarecer lo ocurrido”, expresó la entidad en su mensaje oficial.

El menor que portaba el arma quedó bajo custodia de la Policía de Infancia y Adolescencia y está siendo evaluado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que trabaja para determinar las acciones correspondientes. Asimismo, las autoridades locales han señalado que investigarán a los padres del menor para esclarecer cómo un arma pudo haber llegado a sus manos.

La tragedia ha suscitado un llamado urgente de las autoridades a los padres y cuidadores para extremar la supervisión y precaución con los menores en casa. “Es inconcebible que un niño pueda acceder a un arma de fuego; es responsabilidad de todos los adultos prevenir estas situaciones”, enfatizó el comunicado de la Alcaldía.

Ante el impacto emocional que ha dejado este lamentable suceso en la comunidad educativa, se ha desplegado un equipo de psicólogos y trabajadores sociales para brindar acompañamiento a los estudiantes y docentes del colegio. La tragedia ha abierto una reflexión sobre la seguridad escolar y la importancia de que las familias mantengan un entorno protegido para los niños, lejos de cualquier riesgo que pueda amenazar sus vidas.

La comunidad de Potrerito espera que las investigaciones avancen rápidamente y que se implementen medidas que eviten que un hecho tan doloroso se repita en el futuro.