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La estructura, entregada hace menos de un año, cedió en el corregimiento de Bongamella. La falta de cabeceras adecuadas y posibles irregularidades están bajo investigación por los organismos de control.
El pasado jueves, el puente vehicular que conecta al corregimiento de Bongamella, en San Pelayo, Córdoba, colapsó, a pesar de haber sido inaugurado hace apenas 11 meses. La obra, cuya inversión ascendió a $2.600 millones, fue entregada a la comunidad en un acto oficial por el gobernador de Córdoba, Orlando Benítez Mora, y el alcalde de San Pelayo, Harving Espitia.


Los residentes de la zona habían denunciado previamente la construcción defectuosa del puente, advirtiendo sobre la ausencia de las cabeceras necesarias para garantizar su estabilidad. "Era evidente que no tenía un buen soporte. Esto era cuestión de tiempo", afirmó un líder comunitario. Tras el colapso, las vías que dependían del puente quedaron inhabilitadas, afectando la movilidad de las comunidades aledañas y generando preocupación por la seguridad vial en la región.


El desplome del puente ha puesto en tela de juicio a los contratistas y ha despertado el interés de los organismos de control, como la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de la República, y la Fiscalía General de la Nación. Estos entes están llamados a investigar posibles actos de corrupción o negligencia en la ejecución del proyecto.


"Estamos ante un evidente caso de irregularidad. Los responsables deberán responder por esta obra fallida que no solo comprometió recursos públicos, sino la seguridad de toda una comunidad", declaró un representante de la Defensoría del Pueblo.


El gobernador de Córdoba y el alcalde de San Pelayo no se han pronunciado aún oficialmente sobre el suceso, mientras las investigaciones preliminares continúan.


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