Su meteórica carrera dentro de la Fiscalía comenzó en septiembre de 2000, cuando, valiéndose de la tarjeta profesional y la hoja de vida de su amiga María Consuelo Mestre, solicitó un puesto como técnica judicial en la Sección Judicial de Montería, Córdoba. Con estos documentos falsos, Lozano Doria escaló rápidamente, llegando a ocupar el cargo de directora seccional de Fiscalías en Riohacha.
Uno de los casos más sonados durante su gestión fue la solicitud de captura contra el director seccional del DAS en La Guajira, Yohn Carlos Cuéllar Gómez, por presuntamente pedir 80 millones de pesos para liberar a una mujer solicitada en extradición por Bélgica. Su actuación no habría levantado sospechas si no fuera porque jamás fue abogada.
El fraude quedó al descubierto cuando Lozano Doria intentó ingresar a la Judicatura en Valledupar utilizando los mismos documentos falsos. Al ingresar su cédula al sistema, las alertas se encendieron y se descubrió que no había registro de ella en el sistema nacional de abogados.
Con esta evidencia, la Fiscalía inició un proceso en su contra por fraude procesal y falsedad en documento privado. Durante el juicio, la declaración de su examiga Mestre, quien confirmó que Lozano Doria había plagiado su hoja de vida y documentos, fue crucial para su condena.
Este caso deja en evidencia las fallas en los controles de las instituciones encargadas de administrar justicia en Colombia, donde una persona sin formación legal logró engañar al sistema durante más de una década.
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