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Seis colombianos imputados por el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, ocurrido 11 días antes de la primera vuelta de las elecciones, fueron encontrados muertos en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil, la prisión más peligrosa de Ecuador, después de un motín que estalló en el centro carcelario.


Los nombres de los fallecidos son Jhon Gregore Rodríguez, Andrés Manuel Mosquera, Adey Fernando García, Camilo Andrés Romero, Jules Osmín Castaño y José Neyder López Hitas. Todos eran presuntos miembros del grupo responsable del asesinato, liderado por Johan David Castillo, quien murió en una refriega posterior a los hechos. Estos hombres habían sido reclutados en diversos lugares de Colombia, incluyendo Cali, Bogotá y Florencia.


Los informes indican que los seis reclusos fueron encontrados ahorcados en sus celdas, y no presentaban signos de tortura ni heridas de combate. Este incidente ha causado un gran revuelo en Ecuador, especialmente porque ocurrió a solo nueve días de la segunda vuelta presidencial.


El presidente Guillermo Lasso regresó urgentemente a Ecuador desde Estados Unidos, donde se encontraba de viaje, y prometió que se conocerá la verdad detrás de este incidente. La Fiscalía está llevando a cabo una investigación y ha trasladado a jefes y un guía penitenciario a una unidad de flagrancia para obtener su testimonio. Según se ha informado, los reclusos habían solicitado un traslado por motivos de seguridad, pero no se había llevado a cabo.


La Penitenciaría del Litoral, donde ocurrió el motín, está bajo el control de la banda de Los Águilas, que opera en coordinación con otros grupos delictivos y carteles de la droga mexicanos. Esto ha convertido a las cárceles ecuatorianas en centros de operaciones para actividades criminales como el tráfico de drogas y la extorsión.


Este trágico suceso ha suscitado preocupaciones sobre la seguridad en las cárceles ecuatorianas y ha generado controversia en el ámbito político, con algunas personas sugiriendo que el gobierno podría haber estado detrás del asesinato de Villavicencio.

El Pabellón 7, en el que se encontraban los seis presos, está bajo control de la banda de Los Águilas, responsables junto a Los Choneros, los R7, Los Lobos, Los Tiburones o los Chone Killers, bajo el auspicio de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, de la ola de violencia que atropella a Ecuador desde hace meses. Estas bandas han convertido a las cárceles en sus cuarteles generales, en donde se reclutan nuevos soldados y se dirigen operativos narcos y de extorsión, llamadas vacunas en el país andino. Sólo en la Penitenciaría del Litoral, con más de 12.000 reclusos, se han producido más de 400 asesinatos.


Los seis sicarios colombianos habían llegado a esta cárcel el pasado 12 de septiembre, después de que un dron con explosivos aterrizara sobre el techo del penal de La Roca, donde fueron ingresados tras su detención.


"Deberán responder por su negligencia cómplice", acusó el movimiento Construye, quien abanderó a Villavicencio en la primera vuelta electoral, al presidente Lasso y al Servicio Penitenciario.


"Si son los sicarios de Villavicencio, ratifica que el gobierno estuvo detrás del crimen", acusó directamente el expresidente Rafael Correa, quien durante años persiguió con saña a Villavicencio, entonces periodista de investigación.


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