La situación se agravó al afectar seriamente a 11 restaurantes locales, generando preocupación entre los residentes y visitantes. Las autoridades de socorro respondieron de inmediato, desplegando equipos de rescate para evaluar los daños y brindar atención médica a los heridos. Uno de los casos más críticos fue el de un menor que resultó herido por un trozo de madera lanzado por los fuertes vientos.
El tornado también impactó en las infraestructuras costeras, dañando alrededor de 100 casetas en los sectores de playas de Tubará y Palmarito. La situación provocó pánico entre los bañistas, quienes buscaron refugio y ayuda en medio del caos arrepentido. Las autoridades, como el Cuerpo de Bomberos del Atlántico, se movilizaron con ambulancias para atender a las víctimas y realizar una inspección exhaustiva de la zona.
Este inusual evento meteorológico generó alarma y recordó la importancia de estar preparados para fenómenos naturales imprevistos, incluso en lugares de esparcimiento como las playas, donde la seguridad de los visitantes es fundamental.
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