Los soldados, quienes se identificaron como miembros de las disidencias del frente 5 de las FARC, perpetraron una escalofriante intimidación contra las dos víctimas y las llevaron por la fuerza a un lugar cercano, donde la comunidad, aterrada, podía observar la escena. Allí, obligaron a López Cabrales y López Díaz a tirarse al suelo mientras apuntaban con la boquilla de sus fusiles a sus cabezas.
"Si se levantan, los rompemos, hijos de p***", fue la escalofriante amenaza que los habitantes de la comunidad aún recuerdan. Antes de retirarse, los soldados también intimidaron a una mujer que sostenía a su hijo de cinco meses con una pistola. Además, ordenaron al profesor y al líder comunal permanecer en el suelo durante 30 minutos adicionales después de su partida, bajo la amenaza de ser asesinados si se atrevían a levantarse.
Lo verdaderamente reprochable es que estos mismos diez militares, entre los que se encuentra un teniente, un sargento y un cabo, habían recibido capacitación en derechos humanos. Este incidente ha generado gran indignación en la comunidad local y ha llevado a pedidos de investigación y rendición de cuentas sobre esta grave violación de los derechos humanos.
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