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Por: Emilio Gutiérrez Yance.

Era la medianoche de un Jueves Santo en el año 2018, cuando Márquez y Pérez, dos patrulleros, recorrían el corregimiento Las Piedras, en la zona de San Estanislao, Bolívar, en su patrulla.


Al abandonar la pequeña población y emprender el camino de regreso hacia la Estación de Policía, inesperadamente las luces del vehículo se extinguieron, acompañadas por una persistente llovizna y destellos de luz provenientes de los truenos, que a momentos iluminaron el camino.


Avanzando con precaución y prácticamente a ciegas en medio de la oscuridad y la brisa fría, una silueta comenzó a tomar forma a un lado de la carretera. Difícil de distinguir, se mueve lentamente bajo un manto negro.


Los patrulleros intercambian miradas nerviosas; inexplicablemente, la radio también se quedó muda. En medio de este tenebroso panorama, la incertidumbre se apoderó de ellos. Aunque podría ocurrir cualquier cosa, nunca se habría imaginado lo que realmente sucedería. Con cautela, desenfundaron sus armas, preparándose para un posible ataque sorpresa, y dieron la orden de alto. En un instante, la figura se desvaneció.


El miedo comenzó a envolver a los agentes de policía. El motor de la patrulla se apagó, y la silueta continuó avanzando. Se perdía y reaparecía, iluminada por los relámpagos. En este punto, un extraño escalofrío recorría sus cuerpos. Atrapados y sin escapatoria, relatan haber escuchado un silbido. La figura se detuvo, y al volverse, revelo unos ojos brillantes como el fuego. En ese mismo instante, el sonido de cascos de caballo resonó, acompañado por un zumbido parecido al de las moscas. Un caballo se acercó a ellos a toda velocidad, pareciendo chocar con la patrulla, pero viró en el último momento y pasó al galope. Uno de los policias asegura haber visto un caballo sin cabeza. "Recuerdo la hora, y aún se me eriza la piel", afirmó asombrado. Relató que la mayor sorpresa fue ver cómo la figura de manto negro desapareció ante sus ojos,


El patrullero Pérez dijo que cuando ese ser o animal pasó cerca, él y su compañero corrieron hacia la patrulla. En ese momento, Márquez comenzó a hablar en lenguas desconocidas. La lluvia cesó de manera inexplicable, y el vehículo encendió su motor. Por la radio, se escuchó una voz extraña con un mensaje que nunca lograron comprender.


Aún desconocen cómo llegaron a la Estación de Policía, pero al día siguiente se encontraron en un hospital, siendo atendidos por escalofríos y fiebre alta. Sus compañeros no comprendían lo que ocurría, ya que habían enfermado repentinamente. Llegaron empapados a pesar de que no estaba lloviendo en la zona. Experimentaban ataques de pánico y repetían que habían encontrado al diablo.


Después de ese episodio aterrador, recibieron apoyo psicológico y ahora trabajan en funciones administrativas. Sin embargo, cuando cuentan esta historia escalofriante, que parece sacada de la ciencia ficción, aún sienten cómo se les eriza la piel. Todo esto ocurrió en plena Semana Santa.







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