La tristeza embarga a la familia de Jaime Andrés Ávila Vega, el joven patrullero de la Policía asesinado en el barrio San Antonio de Soacha, Cundinamarca. Aunque su carrera fue corta, sus seres queridos se sienten orgullosos de sus logros en los tres años y seis meses que sirvió en la institución.
Ricardo, padre de Jaime, recuerda la última vez que lo vio en diciembre pasado durante sus vacaciones y cómo su hijo había viajado a Zaragoza, España, para visitar a un hermano. Lamentablemente, nunca llegará a cumplir la promesa de regresar a casa, ya que fue víctima de la delincuencia que combatió.
La noticia del trágico suceso llegó a la familia a través de una compañera de trabajo de Jaime, quien les informó sobre lo ocurrido. Aunque inicialmente se creía que había sido víctima de un robo, más tarde se descubrió que estaba infiltrado en bandas de microtráfico en el marco de su labor de inteligencia y que la banda criminal a la que se infiltró fue responsable de su muerte.
Ricardo describe a su hijo como una persona maravillosa y hace un llamado al presidente Petro para que tome una postura firme contra la delincuencia en el país. Por su parte, su hermano Ricardo lo recuerda como un soñador y una persona servicial, comprometido con la sociedad y la lucha contra la delincuencia.
La captura de tres personas presuntamente vinculadas al homicidio del patrullero brinda un rayo de esperanza en la búsqueda de justicia. La Policía realizó un despliegue operativo y logró incautar armas de fuego en el lugar donde fueron arrestados.
La familia espera la llegada del cuerpo de Jaime, mientras lamenta la pérdida de un hombre valiente y comprometido con su deber. Su legado como patrullero y su deseo de combatir la delincuencia serán recordados con cariño y orgullo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario