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El ex alcalde llegó al cargo con el aval del ahora exsenador Miguel Alfonso de la Espriella y Eleonora Pineda. Y en la población era un secreto a voces que también recibió apoyo de las autodefensas. 


El caso del asesinato del exalcalde de Tierralta, Héctor Acosta Pacheco, ha dado un giro impactante con nuevas revelaciones que apuntan a una presunta coordinación entre los perpetradores del crimen y la Policía del municipio. Según informes, existen pruebas que indican una posible complicidad de las fuerzas de seguridad en este trágico suceso.


El exjefe paramilitar, Salvatore Mancuso, brindó testimonio ante la Justicia Especial para la Paz (JEP), donde afirmó que se estableció una colaboración con la Policía de Tierralta para garantizar que no intervendrían durante el asesinato de Acosta. Mancuso reveló detalles sobre la motivación del crimen, mencionando que se habría producido debido a una supuesta contratación de obras viales que se atribuía a la Alcaldía. Sin embargo, la investigación aún está en curso para corroborar plenamente estos hechos.


El asesinato de Héctor Acosta Pacheco tuvo lugar el 20 de febrero de 2001 y su esposa, Leticia Monterrosa, también perdió la vida en el mismo acto de violencia. El exalcalde, quien gobernó entre 1998 y 2000, había denunciado previamente amenazas de desconocidos ante la Fiscalía. Además, se sabe que contaba con el respaldo de las Autodefensas, quienes establecieron el denominado "Pacto de Granada" para ejercer control sobre los alcaldes de varios municipios, incluyendo Tierralta, durante un largo período.


La revelación de la posible coordinación entre los perpetradores del asesinato y la Policía local ha generado conmoción y exige una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades correspondientes. Este caso resalta la compleja y delicada relación entre actores armados ilegales y las autoridades locales en ese período de violencia en Colombia.

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