A través de sus redes sociales, Mary Joe Correa Benítez, una joven residente de Montería, denuncia que ha estado esperando durante un año que Mutualser EPS, autorice una cirugía que necesita con urgencia para mejorar su calidad de vida.
La paciente fue remitida del Hospital Roosevelt en Bogotá al Hospital Pablo Tobón en Medellín en 2016 debido a problemas respiratorios causados por la altura de la capital.
En ese momento, el médico que la atendió en Medellín concluyó que la cirugía no era viable debido a que su aparato óseo estaba totalmente maduro y la operación era demasiado arriesgada. En 2019, el paciente comenzó a experimentar dolores en las costillas y la cadera, por lo que volvió al mismo médico, quien esta vez tuvo la cirugía.
Después de varios retrasos, la EPS Mutual aún no ha autorizado la cirugía y el paciente ha presentado una acción de tutela sin éxito. A pesar de que la EPS no le ha negado el procedimiento, la demora y la falta de atención oportuna han generado un gran malestar en la paciente. Actualmente, le han recomendado que viaje a Bogotá para operarse, a pesar de que fue remitida a Medellín por su problema respiratorio. La situación de Mary Joe Correa Benítez refleja la realidad de muchos pacientes en Colombia que luchan contra los retrasos y la burocracia de las EPS.
¡Ayudemos a que su voz sea escuchada y su historia se haga viral!
Esto escribió en su perfil:
Hoy quiero usar las redes para hacer una denuncia pública o para desahogarme, como quieran tomarlo, está bien.
Los que me conocen saben que no acostumbro a publicar cosas para generar lástima, pero en esta ocasión estoy desesperada. Llevo un año esperando que mi EPS Mutual autorice una cirugía que necesito con suma urgencia para poder mejorar mi calidad de vida. Los pongo un poco en contexto: soy paciente remitida de Roosevelt en la ciudad de Bogotá para Pablo Tobón en Medellín. Este traslado mi médico lo hizo en 2016 por mi problema respiratorio, ya que en la ciudad de Bogotá me pongo muy mal por la altura (mucha tos húmeda). Esto se debe al frio y muchas veces en Bogotá, por dicha tos o por cosas de la vida, en ese entonces no pudieron hacerme la cirugía.
Cuando llegué a Medellín en 2016, el médico me dijo que era muy riesgosa la cirugía a esta edad que ya tenía, que mi aparato óseo estaba totalmente maduro y que operarme no era viable. Me dijo que me vio bien, que no me dolía nada, y era verdad, en ese momento estaba bastante bien. En el año 2019, comenzó a tener una serie de dolores en las costillas y en la cadera, y decidí sacar cita nuevamente con el neurocirujano, el doctor Carlos Rivera. Viajé a la ciudad de Medellín en noviembre de ese mismo año y un día antes de la cita me llamaron del hospital que el médico había tenido una calamidad familiar y no podía atenderme. Le expliqué a la persona que me llamó que yo no era de Medellín y que si no había otro médico que me atendiera, me dijo que sí y me reprogramó la cita para el día siguiente.
Cuando entré al consultorio, el médico me dijo: " Él me mandó unos exámenes y debía volver para programar fecha de cirugía. Llega el 2020, el COVID-19 y, por obvias razones, eso se canceló y no pude operarme.
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