La viuda comenzó a frecuentar los círculos sociales del delincuente hasta que logró entablar una relación afectiva con él; sin embargo, el narcotraficante estaba tan enamorado que ella se convirtió en su debilidad.
En Ciénaga de Oro, Córdoba, una mujer se encargó de idear y realizar un perfecto plan para vengar la muerte de su esposo, quien murió a manos de un narcotraficante de la Costa Atlántica. Según las autoridades, la viuda enamoró al delincuente hasta el punto de ganarse su confianza; sin embargo, tiempo después, lo entregó a las autoridades.
El narcotraficante, identificado como Rubén Darío Viloria alias ‘Juancho’, antes de ser capturado era un ciudadano anónimo para las autoridades, pues, al parecer, tenía un establecimiento comercial en el que trabajaba de manera disciplinada y responsable.
Sin embargo, lo que no sabía el narcotraficante era que enamorarse iba a ser una de las peores decisiones de su vida, ya que, después de mucho tiempo soltero, empezó a entablar una relación con una mujer quien, además, era la viuda de una de las víctimas que había mandado a asesinar en el pueblo.
Mientras la mayoría del pueblo creía que alias ‘Juancho’ era un ciudadano cualquiera, la mujer dejó al descubierto el hombre de fe era en realidad un gran narcotraficante que tenía el pueblo azotado con sus sicariatos.
La mujer, quien perdió a su esposo después de que alias ‘Juancho’ lo mandara a matar, sin importarle su integridad, inició un plan para capturar al criminal y narcotraficante.
La viuda, cuya identidad no fue revelada por las autoridades por asuntos de seguridad, comenzó a frecuentar los círculos sociales de Rubén Darío Viloria hasta que logró enamorarlo perdidamente.
Sin embargo, al ver que el delincuente estaba tan rendido con sus deseos, se convirtió en su debilidad y decidió entregarlo a las autoridades.
Según las autoridades, Viloria Barrios era un hombre despiadado y con una sed de poder incontrolable, tanto que se le acusa de haber asesinado sin ningún achaque a algunos de sus socios dentro de los negocios ilícitos, pero él prefería mantener un bajo perfil para no despertar sospechas entre sus vecinos y especialmente entre la Policía del lugar.
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